20 de junio de 2020

LE VOY PONIENDO LA NOTA


LE VOY PONIENDO LA NOTA

Mi espinela vuela alada
sobre el Atlántico mar,
emigra de un paladar
que bebió el agua salada.
En la bóveda nublada
que derrama gota a gota,
vuelo más que una gaviota,
portando hierba en su hocico
y a este verso, con mi pico,
"le voy poniendo la nota".

Vuela mi cabeza ignota
entre estrellas que titilan,
y con luces que encandilan
le voy poniendo la nota.
Si acaso un ala está rota
la arreglaré con esmero,
emparcharé su agujero
con un verso curativo,
vuelo feliz de estar vivo
en un sábado de enero.

Al entonar de mi canto
me acompañan los cantores
decimistas, payadores
con versos de lindo encanto.
La tarde descuelga el manto,
y ya hubo un ala rota,
hoy de mi guitarra brota
la milonga y la emoción,
al vibrar de un diapasón
"le voy poniendo la nota".

Cada décima gorjeo
desde este intenso follaje,
y se viste mi plumaje
de lo que en el día leo.
Soy un ave de Borneo,
una guitarra que azota
mi letra nunca se agota,
y vibra en mi mente lerda,
dedo a dedo, a cada cuerda
"le voy poniendo la nota".

Con agitado aleteo
vuela payando en el orbe,
y mientras más rima absorbe,
más canta su canturreo.
En los brazos de Morfeo,
de su lira un verso brota,
parece que asciende y flota
mientras vibra un decimal,
y en un vuelo celestial
le voy poniendo la nota.

Con este vino virtual
y bebiendo este licor,
mi boina de payador
es canto tradicional.
Genera el ser nacional
mi espíritu decimero,
va ajustando el clavijero
y mi música le acota,
le voy poniendo la nota 
en un sábado de enero. 

Le voy poniendo la nota
a la noche de este día,
y admiro la valentía
del que aprende gota a gota.
El que empieza en bancarrota
y crece, con mucho esmero,
el que se siente un guerrero
seguro tendrá futuro,
aunque su hoy sea duro
en un sábado de enero.

Con la maraca que empuña
y con mi boina de vasco,
se pueden llevar un chasco
y enredarse en mi pezuña.
Déjenme que yo les gruña
aunque mi ala esté rota,
mi pingo no vuela, trota,
tiene poca juventud,
pero aun con lentitud
le voy poniendo la nota.

Mi décima no es derrota,
es un canto de amistad,
aprieta con la verdad
y a la mentira acogota.
Flagela, fustiga, azota,
arrasa más que el pampero,
es lobo con el cordero
y por eso la practico,
en tanto un vino a mi pico
moja un sábado de enero.

Entiendo qué dice el punto,
profundas dicotomías,
que sirven para poesías
y para armar contrapunto.
Pero hoy no es el asunto,
hoy contrapuntear no quiero,
puedo patear un tablero
o una duda existencial,
y va a probar mi bozal
en un sábado de enero.

De pie en este mes de enero,
firme permanezco estoico
y esgrimo mi pecho heroico
con versos del romancero.
En mis rimas reverbero
lo que de mi alma explota,
la idea mi mente frota
cual lámpara de Aladino,
y con mi abrazo argentino
le voy poniendo la nota.

© Rubén Sada. 4/01/2020.

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