25 de mayo de 2020

VOLCÁN DE FUEGO


VOLCÁN DE FUEGO

(SONETO SÁFICO)

Gélido fuego que en la luz oscura,
tímido asciendes del abismo solo,
trémolo hermano del bravato Eolo,
violentamente tu efusión sulfura.

Tizna de sangre es tu tronada pura,
que silenciosa va bramando a Apolo,
y a los poblados, tu alcrebite dolo
va apaciguando tu feroz figura.

¿Hades acaso en tu inframundo espanta?
¿Cuál es tu ancestro de maldita estirpe?
Ruego a tu boca que jamás extirpe
el pico fiel del ruiseñor que canta.

Muestras al mundo tu poder de fuego,
mientras mis alas sobre el mar despliego.

© Rubén Sada. 25/05/2020. Música: Ethan Meixsell. (Youtube Audio Library). Soneto sáfico inglés. El soneto de verso endecasílabo sáfico se caracteriza por llevar sílabas tónicas en 4°, 8° y 10° sílabas, lo cual le da una musicalidad muy singular. Y quien usó bastante este tipo de prosodia, fue "la décima musa", la poeta mexicana Sor Juana Inés de la Cruz. El día 30/03/23 lo he convertido en un ROCK METAL:



RECOMIENDO: Escuchar esta canción con altavoces (parlantes exteriores) o con auriculares, ya que desde el celular los instrumentos musicales no salen, debido a la configuración de la "ecualización" de los pequeños parlantes que tiene el celular, que no son de calidad musical, sino solo para la voz humana.

ANÁLISIS DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL SOBRE ESTE SONETO

El soneto sáfico "Volcán" de Rubén Sada describe la naturaleza del volcán y su poder destructivo. El poema comienza con una descripción del fuego frío que surge de las profundidades oscuras del abismo. El poeta personifica al fuego como un "hermano trémulo" del dios del viento, Eolo.
En la segunda estrofa, el poeta describe la erupción del volcán como una "tronada pura" que se asemeja a la sangre, lo que sugiere que el volcán es un ser vivo que tiene una cierta conciencia. Además, el poema sugiere que la erupción del volcán es una especie de venganza contra la humanidad, ya que su "alcrebite dolo" (azufre delictivo), y engañosa calma, apaciguan a los poblados mientras su figura feroz permanece. El alcrebite fue mencionado por Francisco de Quevedo en su soneto VIEJA VERDE refiriéndose al olor que emanaba esa señora.
En la tercera estrofa, el poeta se pregunta si el inframundo espanta al volcán y quién es su ancestro de "maldita estirpe". El poema termina con un ruego al volcán para que no extirpe el pico del ruiseñor que canta (presumiblemente él mismo, personificando a su poeta como un pájaro) y una reflexión personal sobre el poder del fuego del volcán, mientras que las alas del poeta se despliegan sobre el mar.
En general, el poema es una meditación sobre la naturaleza destructiva y misteriosa del volcán, así como sobre la capacidad humana de encontrar belleza y significado en la tragedia y la desolación.

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