29 de abril de 2020

DOS INTRÉPIDOS PILOTOS (Diálogo en décimas)



DOS INTRÉPIDOS PILOTOS


—Rubén Sada— 1
Mi sueño es poder volar,
tan libre como un paleóptero
y a un decimal helicóptero
a Joel voy a invitar.
Desde el aire se ve el mar,
se ve el pueblo y la montaña,
y si le ponemos maña
vemos cosas de interés,
piloto Joel, ¿qué ves
desde esta altura tamaña?

—Joel Márquez Sánchez— 1
Desde esta altura, mi hermano,
el paisaje se ve hermoso,
se ve el terreno rocoso,
el bosque, el mar y el llano.
Aquí me siento liviano
ligero, a gusto y jovial,
y en este viaje especial
sin salirnos de la casa
la inspiración hoy nos pasa
más allá de lo normal.

—Rubén Sada— 2
Veo una garza zancuda
con un pañal en el pico
y una cigüeña, te explico
con un bebé me saluda.
Un cometa pide ayuda
y está empezando a colear,
y a un asteroide girar,
veo un ovni que se acerca
veo el sol que está tan cerca
que hasta lo puedo tocar.

—Joel Márquez Sánchez— 2
Desde aquí cerca yo siento
el cielo monumental
donde en su espacio habitual
se fuga mi pensamiento.
Siento al apacible viento
tocando a cada pulmón,
y así la oxigenación
nos purifica la mente
para cantar de repente
versos en la elevación.

—Rubén Sada— 3
Veo todo el hemisferio
con la paz de un arco iris,
veo la heredad de Osiris
en huecos de un cementerio.
Pájaros en cautiverio
ruegan que se abra su jaula,
veo alumnos en el aula
que aprenden para ser libres,
y con las aspas que vibres
tu libertad no se enjaula.

—Joel Márquez Sánchez— 3
Mi libertad no se enjaula
y ni la tuya tampoco
porque cuando vuelo un poco
contigo el cielo es un aula.
La décima nos embaula
a un helicóptero, siento,
y se ve que el movimiento
de la Tierra en rotación
proporciona inspiración
a las hélices del viento.

—Rubén Sada— 4
Vamos subiendo en altura
en octosílaba atmósfera,
ya llegando a la estratósfera
del nivel de la cultura.
Intrepidez, aventura
tiene nuestra verba rica,
la paz del cielo predica
nuestra alforja literaria,
la Ínsula Barataria
desde el alto queda chica.

—Joel Márquez Sánchez— 4
Se percibe aquí en la altura
límites de la estratósfera,
y se puede ver la biósfera
con entrañable ternura.
Todo se ve en miniatura
¡Minimalista decoro!
y por eso yo incorporo
lo que percibo volando
porque yo no sé hasta cuándo
cumpliré este sueño de oro.

—Rubén Sada— 5
Siento sobre la cabina
un rotor que en brusco azote
se parece al del Quijote
molino que arremolina.
Esta nave peregrina
volando sobre una cancha
quizá está sobre La Mancha...
¡Mira! se siente la fresca
de cultura quijotesca
y el corazón se me ensancha.

—Joel Márquez Sánchez— 5
Hay un molino de viento
encima de la cabina
y allí mismo se combina
la lógica y el sentimiento.
Vamos a inventar un cuento
con todo lo que hemos visto,
y en helicóptero asisto,
gracias a que me acompaña
tu literatura, a España
¡Aterrizo y luego existo!

—Rubén Sada— 6
Ya me siento un astronauta
y soy un simple coleóptero
pero es que en este helicóptero
literario, esa es la pauta.
La ventisca es una flauta
y nos da música el cielo,
entre nubes terciopelo
que al ocaso son carmín,
vamos llegando al confín
¡y qué lejos está el suelo!

—Joel Márquez Sánchez— 6
Astronauta en la astronave
con hélice de poesía
veremos la astronomía
con tu galáctica llave.
Aquí ya no se ve un ave,
se divisa el infinito,
y ya rompimos el mito
del vuelo ¡Disculpa, NASA!
¡Mira hermano esa es la casa
del apuesto Principito!

—Rubén Sada— 7
Desde acá arriba un mamut
se ve chico como hormigas,
y parecieran ser migas
los tentempiés del vermut.
La gran ciudad, Liliput,
piedritas, los edificios,
los volcanes, orificios
cuando la hormiguita excava
y fumando humo y lava
como arcaicos sacrificios.

—Joel Márquez Sánchez— 7
Como se elevan los viajes
volamos a dimensiones
en donde en las redacciones
reviven los personajes.
Se hacen los largometrajes
partiendo de la aventura;
como estamos a una altura
ya difícil de alcanzar
el cosmos es nuestro hogar
¡La casa de la cultura!

—Rubén Sada— 8
Ahora se ve todo blanco
que tan virgen encandila,
preferible al que destila
oro negro de un barranco.
Pero amigo, te soy franco,
y ayúdame con tu aporte,
porque es lindo este deporte
pero estoy sintiendo frío,
¡Pásame el poncho del tío!
Llegamos al Polo Norte.


—Joel Márquez Sánchez— 8
No traje mi pasaporte
espero no se den cuenta
porque Santa Claus intenta
que no pase Polo Norte.
Movamos este trasporte
para el imprevisto tour;
vamos a decir "¡Agur!"
un "sayônara" indiscreto
para viajar en secreto
a los paisajes del Sur.

—Rubén Sada— 9
¡Qué lindo ha sido este vuelo
hoy que la nafta no es cara!
Volamos sobre el Sahara,
el Danubio, el Riachuelo.
Yo he saludado a mi abuelo
que me robó la huesuda,
con la aspa que gira ruda
de este gran ventilador,
desparramamos amor
con humanitaria ayuda.

—Joel Márquez Sánchez— 9
Volar contigo, mi hermano,
es ingresar a un Museo
sin el verso de Morfeo
que nos duerma aquí temprano.
El éter ya es otro plano
distinto para volar,
pero hay que aterrizar
para escribir con detalles
que un Palacio de Versalles
hoy pudimos encontrar.

—Rubén Sada— 10
Mirando estrellas fugaces
volamos unos ratitos,
como un par de pajaritos
intrépidos, muy audaces.
Estas naves eficaces
que se usan en paz y en guerra,
nos libertan cuando encierra
un virus que es antiestético,
¡que nuestro vuelo poético
no impida pisar la tierra!


—Joel Márquez Sánchez— 10
Yo siempre quiero volar
a tu lado, Rubén Sada
porque en tu letra rimada
también se puede soñar.
Tu décima es el caviar
para comer en el viaje,
es por eso que me traje
un poco en una libreta
y no sienta mi poeta
un extraño aterrizaje.


—Rubén Sada—
Las aspas ya giran lento
mas no prohíben volar...

—Joel Márquez Sánchez— 
Porque podemos viajar
libres con el pensamiento.

—Rubén Sada—
Con el impulso del viento
y el motor marca Espinel...

—Joel Márquez Sánchez— 
Nos conduce el timonel
a una ruta insospechada...

—Rubén Sada—
Pilotearon Rubén Sada
y el copiloto Joel.

© 29/04/2020. Rubén Sada y Joel Márquez Sánchez.