17 de marzo de 2020

TREINTA DÉCIMAS POR DÍA

TREINTA DÉCIMAS POR DÍA


Gracias a la cuarentena
treinta décimas por día,
completan la agenda mía
tengo la libreta llena.
Tengo décima en la vena,
al contagio estoy expuesto,
con la décima me acuesto,
me despierto y me levanto,
de tanta décima y canto...
¿Dónde terminará esto?

Tengo décima en mi vida,
tengo décima en el mate,
no crean un disparate:
ella endulza mi bebida.
La tengo hasta en la comida,
hasta en fideo con pesto,
y al comerla me indigesto,
con su verso me atraganto
y la eructo tanto, tanto...
¿Dónde terminará esto?

Me la dan de propaganda
cuando miro los partidos,
entra en mis cinco sentidos
cada verso que ella manda.
La conservo en una vianda
cuando miro el baloncesto,
me viene con el impuesto
y con la cuenta del gas,
¡ella no me deja en paz!
¿Dónde terminará esto?

La décima es una herencia,
un legado de hermandad,
es la majestuosidad
al servicio de la ciencia.
Es la luz de la experiencia
que me tiene descompuesto,
es edicto y manifiesto
por orden del presidente,
me está volviendo demente...
¿Dónde terminará esto?

Me viene con la señal
que me trae el Internet,
me sale desde el bidet
con un olor fantasmal.
La veo hasta en el rosal,
y entre la ropa del cesto,
en el comerciante honesto
la décima está que invade,
¡por Dios! Que de mí se apiade...
¿Dónde terminará esto?

La décima me persigue
y es por culpa de Emanuel,
que me presentó a Espinel,
¡desde entonces él me sigue!
No hay nada que la mitigue,
ni oficial que le dé arresto,
estoy preso, estoy expuesto
encadenado a su son,
y atado a su corazón...
¿Dónde terminará esto?

© Rubén Sada. 16/03/2020.