UN HOMBRE FRENTE AL ESPEJO

Buscando su identidad
en la céntrica pupila,
su mirada lo aniquila,
juzga culpabilidad.
El silencio y la ansiedad
apuñalan su reflejo,
su piel es un simple hollejo
que coronó al desprestigio,
la derrota de un litigio
del hombre frente al espejo.

¿Qué pretende conseguir?
Si el tiempo es broma macabra.
Su vida fue la palabra
y hoy lucha por no morir.
¡Debe aguantar, resistir,
aunque el cuero ya esté viejo!
Aunque no oiga el festejo
y el dolor sea su estigma,
este será el paradigma
del hombre frente al espejo.

En su reloj las agujas
no pueden ir para atrás,
él no beberá el agraz
del champagne y sus burbujas.
No desea que granujas
enfilen en su cortejo,
ya se hartó de dar consejo
y hoy busca la soledad,
el sol de la oscuridad
lo alumbra frente al espejo.

Fue un héroe para sus hijos,
fue un genio para su grey,
siempre obedeció la ley,
hizo trabajos prolijos.
Murió entre los regocijos
con un ímpetu bermejo
de pasiones, y hoy perplejo
ve cómo lo arrasa Eolo,
devastándolo, y es solo
un hombre frente al espejo.

Ya se ha cerrado el telón
de fama que nunca tuvo,
y un espejismo que obtuvo
de premios y admiración.
Guardados en un cajón,
productos de su entrecejo,
lo extrañan como con dejo
sus antiguos manuscritos,
piden revivir a gritos
al hombre frente al espejo.

Mas él sigue allí, callado,
en letal mutismo y calma,
y en la mortaja del alma
paz interior ha encontrado.
El astro rey se ha apagado,
ya vienen por su pellejo,
donde no hay sol es complejo
y entre las sombras abdica
y el corazón petrifica
al hombre, frente al espejo.

© Rubén Sada. 25/01/2020.