3 de diciembre de 2019

COSAS LINDAS QUE SE HAN IDO (de Juan Arrestía)


COSAS LINDAS QUE SE HAN IDO

I
Cuántas veces recordando
esos años que se han ido,
años que nunca el olvido
podrá del alma ir matando,
uno se queda pensando
en tantas cositas gratas
como dulces serenatas
de vieja recordación
que inundan al corazón
y los recuerdos desatan.
II
Entonces yo vuelvo a ser
aquel pibe quinceañero
que encontraba en el sendero
solo dichas y placer.
Cuando a la mesa a comer
con los viejos me sentaba
y con ellos conversaba
de esos sueños juveniles,
cuando estos cuantos abriles
a mi rostro no surcaban.
III
La primera sin tocar,
la billarda, el rango y mida
cosas lindas de la vida
imposibles de olvidar.
Cuando le iba a llevar
a la hora del medio día
allí a la Cervecería
el morfi al viejo querido
que aunque hace mucho se ha ido,
recuerdo todos los días.
IV
Y al volver ya me encontraba
con la comida en la mesa,
sopa, papa, milanesa
que la vieja preparaba.
Y al terminar me fregaba
las orejas con la toalla
pues siempre quiso que vaya
al colegio con aseo,
si parece que aún la veo
teniéndome bien a raya.
V
Y aquella pilcha primera
de los pantalones largos
baratieri y sin embargo
dos temporadas enteras
duró la pilcha primera
que yo lucía con cancha,
mas tanto darle a la plancha
como un espejo brillaba
y la aureola se notaba
de un eficaz quita manchas.
VI
Los pantalones cambrona
pa’ los días de semana
que los planchaba mi hermana
o el que les habla en persona.
Pantalones de cambrona
a tres con cincuenta el par
que al empezarlos a usar
ni bien salían de la tienda
dos rodilleras tremendas
se empezaban a notar.
VII
Y me veo caminando
por aquellas viejas calles,
Aristóbulo del Valle,
por Rivadavia paseando.
O me quedaba esperando
en la romántica esquina
a la diquera vecina
que al pasar me sonreía
y mil cosas prometía
su mirada cristalina.
VIII
Años que el tiempo llevó
por las huellas del recuerdo,
por eso cuando me acuerdo
se me achica el corazón.
Como una vieja canción
llegan a mí en tropel
y al pensar en ese ayer
que ya nunca volverá
dan ganas de lagrimear,
muchachos; perdónenmen.(sic)
Autor: Juan Arrestía. (El poeta nochero, de Quilmes)
De su libro POR ESAS CALLES DE QUILMES.

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