4 de noviembre de 2019

ROMANCE A LA MADRUGADA


ROMANCE A LA MADRUGADA


Cada día que comienza
lo hace por la madrugada,
y un hermoso tul rubí
es del momento antesala.
El cielo se adorna y viste
con su sayo más naranja.
despidiendo soledades
con reflejo oscuro en su alba.
Y un zorzal anuncia el día
con su himno entre las ramas.

Despierta el hombre de campo,
nace el rito en una pava.
Un desayuno le sigue:
mate amargo y una hogaza.
Así Dios le ha asegurado
en la escrita letra santa:
que da pan al que madruga
y trabaja en forma honrada.
Hay pulso en la mano activa,
¡despierta, aurora temprana!

El lucero lo saluda
con brillo y con elegancia,
titilando intermitente
con estrellas que amalgama.
La luna se le despide,
y en vez de su cara blanca,
se mimetiza de a poco
y al paisano da la espalda.
Muere una noche sombría,
nace una nueva alborada.

De bellas aves canoras
la bóveda se engalana,
y corean al silbido
del peoncito de la estancia.
Todos dan la bienvenida
al pichón de la bandada
que multiplica la vida
en fructíferas mañanas
y espejado en rubias melgas
al astro rey le dan gracias.

En la grieta de la vida
caen semillas, riega el agua
con un sudor que es tan dulce
que prenden brotes del alma.
Y señalando al creador
apuntan tallos y ramas,
premiando frutos con flores
cual magníficas cucardas...
Es la génesis del mundo:
¡todo empezó en madrugada!

© Rubén Sada. 4/11/2019.