26 de abril de 2016

QUISIERON ACOBARDARME


QUISIERON ACOBARDARME

"Estamos prisioneros, carcelero. Yo, de estos torpes barrotes; tú, del miedo".
[Coplera del prisionero] 
(Armando Tejada Gómez-Horacio Guarany)



Quisieron acobardarme
“como a un pájaro sin luz”
pero yo cargué mi cruz:
¡no pudieron doblegarme!
Aún a costa de encerrarme
en la oscuridad total,
pude librarme del mal
y así conservé mi vida,
no es cobardía la huida
si demora su final.

De “antipatria” me acusaron
los que hoy, desde su tumba,
con olvido que retumba
mi fe y conciencia impugnaron.
En vano me encarcelaron
cual vanas bromas macabras,
una oveja entre las cabras
estaba libre, aunque presa,
y era mi munición gruesa
¡el poder de las palabras!

Muchas veces caminaba
con un fusil en la sien,
pensando “en un santiamén
mi cerviz será agujereada”.
Mas, yo siempre procuraba
salvaguardarme la vida,
y en ascenso o en caída
fui leal a mis principios
esquivando rocas, ripios,
hasta encontrar la salida.

Todo mal momento pasa,
todo temporal termina,
lo que el inicuo maquina
puede triunfar o fracasa.
Pero porque mi coraza
es de alma de acero y hombre,
porque tiene amor su nombre
y es de justicia su temple,
no hay nada que la destemple:
¡y haré que mi fuerza asombre!

Enfrentaré adversidad
aunque esta misma me arrastre,
volteando pesado lastre
cual David contra Goliat.
Esgrimiré la verdad
aunque el inicuo me ahorque,
no temo a la muerte porque
la enfrenté en impavidez,
le temo a la estupidez,
que es el más pesado torque.

Muchas historias poseo
en el núcleo de mi alma,
mil poesías en mi palma
reafirman lo que yo creo.
Mi haber, después de un arqueo,
cuando reviso mi archivo,
da un balance positivo,
no hay temor en mi ADN,
mi paso no se detiene
mientras siga estando vivo.

Por eso, yo de “cobarde”
no he conseguido el título,
falta el último capítulo
antes del fin de mi tarde.
No quisiera hacer alarde
mas no me doy por vencido,
mi bote no ha sido hundido
ni paré de navegar…
no dejaré de remar
aún con callos o aturdido.

Quisieron acobardarme
y aquí estoy, contando el cuento,
los malvados en su intento
ya no pueden obligarme.
Es momento de afirmarme
aferrándome a la vida,
con buen orden y medida
protegiendo mi salud,
seguro tendré un alud
de bondad inmerecida.

Rubén Sada. 26/04/2016 




Lee más detalles de mi historia en la prisión, debajo de mi poema

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