15 de junio de 2015

ENTREVERO (Poética contra las drogas y los narcotraficantes) Autor Saúl Huenchul - Canta Germán Montes

Saúl Huenchul -  "El Payador patagónico"
—Canta Germán Montes.

“CD Abriendo Huellas” – PistaNº 11


ENTREVERO

Era en Buenos Aires una madrugada
que con mi guitarra iba a trabajar
cuando en una esquina, todas despeinadas,
como a seis muchachas tuve que enfrentar.

La más jovencita no tendría quince años,
y la más viejona, dieciocho, tal vez,
querían agarrarme como a un bicho extraño,
al verme tan solo, tan gaucho y de a pie.

Una media ruana, babosa y jadeante,
con los senos al aire se me adelantó
y una flacuchenta, que estaba adelante,
de dos manotazos me rompió un reloj.

Me gritó un milico, medio a la pasada:
—“No les haga caso, que nada le harán.
Están, pobrecitas, borrachas y drogadas,
y algunas ni saben hacia adónde van”

Medio al trote largo, safé del grupito,
y eché por la calle, sin dejar de oír,
gruesas palabrotas que llevó el vientito,
entre risotadas de angustia y sufrir.

Pensé en mi sobrina, que un año tenía,
y sentí en el cuerpo como una frialdad,
y mirando al cielo, con la cara fría,
maldecí la droga y otras cosas más.

Pensé en el boliche, donde habían salido,
aquellas muchachas, casi sin control,
los pelos revueltos, los labios caídos,
hediendo a cigarro, a humo y alcohol.

Creo que los padres son los responsables,
con toda la gesta de liberación,
de muchas desgracias, que son incurables,
como un cielo negro para el corazón.

Quisiera marcharme a un sitio sin luces,
para que mis hijos se pudieran criar
mirando de cerca pumas y ñanduces,
para que ellos solos puedan analizar.

Si algún día pisan esos reñideros
que pisen sabiendo que allí no hay honor,
porque el manoseo de esos entreveros
opaca lo lindo que tiene el amor.

Pucha, qué trabajo que dan los gurises,
desde que la madre comienza a creer
que tiene en la entraña pequeñas raíces
hasta que un día de esos le da por nacer.

Y llegan al mundo desnudos de alma
inocentes y puros como un manantial,
por eso los padres, deben con calma
señalar a diario donde está el mal.

La droga mentada y el alcohol son cosas
para las personas sin capacidad
de enfrentar la vida con alma empeñosa
en bien de su sangre y de su heredad.

Pasa por nosotros, gran parte, señores,
no todo es el duende de la juventud,
si realmente hay algo de fe en los mayores
debemos entre todos romper esa cruz.

¿Por qué permitirles a los más ladinos
que con nuestros hijos hagan pa’ vivir?
¡Si no hay justicia pa’ los asesinos
por nuestra familia se tendrían que ir!

A mí no me importa lo que piensan esos,
que viven pendientes de lo qué dirán,
me importa la vida, me importa el progreso,
me importan los hijos, que creciendo están.
Me importa la vida, me importa el progreso,
me importan los hijos, que creciendo están.

Escuchar la pista cantada por Germán Montes: