SIETE PECADOS CAPITALES

He contado en más de siete
los pecados capitales,
te describiré los tales
y que tu alma no se inquiete.
Mi canto se compromete
a exaltar paz y justicia,
y contra toda malicia
mi verso no tiene miedo,
voy de frente, salgo al ruedo
resistiendo a la CODICIA.

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Pues, es tumor la AVARICIA,
pudriendo espíritu y mente,
diosa de viles dementes
que roe, corroe y vicia.
Causa de toda injusticia,
origen de mucho mal,
del amor un gran rival,
lo más comparable al odio,
la avaricia está en el podio
del pecado capital.

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La SOBERBIA, egolatría,
sobrevaloración del yo,
queriendo ser como Dios,
que te rindan pleitesía.
Maléfica compañía:
poder con dinero, advierto:
dinero es poder, ¡cuán cierto!
Sociedad de cetro y oro,
entonan los dos, en coro,
los aullidos del que ha muerto.

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Desde su estúpido inicio
la GULA es perjudicial,
y una afrenta a la moral
es el exceso y el vicio.
Va camino al precipicio
quien no puede controlarse,
creyendo que va a burlarse
su cuerpo emite factura,
glotón y ebrio apresuran
al sepulcro encolumnarse.

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Guerras, hijas de la IRA,
conflictos entre hemisferios,
y en helados cementerios
crema el fuego de la pira.
Odios nacen, paz expira,
generando mil batallas,
con una furia canalla
plagada de intolerancia,
y un alma lúgubre y rancia
hace rugir la metralla.

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“La ENVIDIA muerde y no come” (*),
deseosa de hallar lo ajeno,
y hasta resultar obsceno
el celo enfermo carcome.
Cuando el bien se le desplome
el envidioso quizá
sea maligno y obrará
y es muy fácil entrever,
que si él no puede comer
pues, nadie más comerá.

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Capítulo de penuria
de esta injusta humanidad,
es la peligrosidad
causada por la LUJURIA.
Es una ofensa, una injuria,
ver en tantos el derroche,
mientras otros, (mi reproche),
intentando subsistir
o luchando por vivir,
se acercan pronto a su noche.

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PEREZA o procrastinación
significa más que el ocio,
ser vago es un sacerdocio,
pecador por omisión.
Olvido y desatención,
nunca quiere ni se acuerda,
un torpe reloj sin cuerda
bueno y útil para nada,
tendrá el hambre de tajada
quien con la inacción concuerda.

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Se multiplican los siete
cuando cometidos son
por quien reina en el sillón
y a dar ejemplo compete.
Quien la vida no respete
recibirá gran revés,
gobernando con estrés
con el pueblo en contra suyo,
si no abandona el orgullo
y practica sencillez.

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Todos los males del orbe
descienden de aquellos siete
pecados que se cometen
y a muchos hombres absorben.
¡Di a tu vida que no estorben!
¡”Vade retro” iniquidad!
Paz, modestia y caridad
con ellos se contraponen…
¡Que en tu existir se coronen
paciencia, amor y humildad!

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© Rubén Sada. 30/05/2015

(*) Frase perteneciente a Francisco de Quevedo, siglo XVI