17 de mayo de 2015

ALLÍ DONDE ALCÉ MI RABIA (Fragmento de José Larralde)



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"ALLÍ, DONDE ALCÉ MI RABIA" 

(Fragmento)

Guitarra que en el paisaje
de la vida me acompañas 
desatame las hurañas 
cadenas del comodismo 
y prestame el heroísmo 
de hacer flamear mis entrañas.

Guitarra que sos el cabo 
del facón de mi palabra 
que sos la dulce moharra 
ensartadora de penas 
dame la hermosa condena 
de ser tu esclavo... guitarra.

Guitarra de aquella vez 
que conjugué el primer canto 
con inocencia y encanto 
que amalgamó soledades 
te llevo en inmensidades 
melancólicas de llanto.

Guitarra que asoma triste 
como lirio en la capilla
inmaculada mantilla 
sobre el altar de la gloria 
pueblo que alza la victoria 
vertical de su semilla.

Guitarra que sos el puño 
de un país vivo y latente 
rebelde al indiferente, 
mercader de la pobreza 
dignidad de la grandeza 
por la vida o por la muerte.

Guitarra que en estridente 
silencio y meditación 
clavadas en tu diapasón 
la sabia razón del canto 
dejá que sea mi llanto 
quien rompa tu corazón.

Nubarrón tras nubarrón 
cubre el sol de la esperanza 
con promesas que no alcanzan, 
con realidad que no llega 
con manos que se refriegan 
y otras que nunca descansan. 

Nubarrón tras nubarrón 
que se convierte en pedrada 
sobre la melga sembrada 
de sueños y de ilusiones 
mientras crecen las pasiones 
proletarias y olvidadas.

Nubarrón tras nubarrón 
llovedoras de cinismo 
reliquias de un feudalismo 
ramificadas en leyes 
reyes que no quieren reyes 
pero que reinan lo mismo.

Catedráticas mortajas 
que levantan sus banderas 
en espera de otra espera 
que revalide su enjambre 
mientras el pueblo con hambre 
ni se ignora ni se entera. 

El avestruz, cuando empolla, 
guarda huevos pa las moscas, 
nace el charo y como rosca 
se entrevera en el reparto 
se llena hasta quedar harto 
con el buche como tosca.

Pero el hombre en cambio nace 
con clases y diferencias 
y ya desde la inocencia 
se dentra a ver con espanto 
que unos cuentan con el cuánto 
y otros con la indiferencia. 

La ley dice que quien llora 
en esta vida fugaz 
seguro hallará la paz 
en la dulce vida eterna 
es igual que tener piernas 
y no poder caminar.

Elástica pregonada 
que se adapta en el criterio, 
a veces, te pone serio, 
a veces te hace reír 
pero nadie habrá de ir 
más allá del cementerio. 

Toda alma que sufre acá, 
acá nomás la termina, 
si por sentencia divina 
todo ha de quedar olvidado 
el futuro y el pasado 
se abrazan en la letrina.

Ilustración peregrina 
de un peregrino pregón 
canta el rico su canción 
y canta el pobre su cuita 
que la encefálica cita 
la supedita un gorrión.

Nostalgia de una canción 
que idealiza las virtudes 
en abismas inquietudes 
que intercala con zozobra, 
magnitud de lo que sobra 
en faz de vicisitudes.

Gratuita interpelación 
el sol de cada mañana 
¿Cuál es el por qué de la vana 
coincidencia hacia el ocaso? 
Si cada día es un brazo 
que el astro rey te regala.

¿Por qué el ególatra inquieto 
alimenta su porfía 
en cultivar la agonía 
de catastrófica duda, 
regada con el que suda 
coagulado de osadía? 

¿Por qué la excema total 
sobre el rostro casi inerte 
de la virtud siempre fuerte 
de nuestro orgánico suelo? 
¿Por qué se le niega el vuelo 
a quien nació con tal suerte?

¿Por qué preludia la muerte 
en desnutrido cordaje 
arrancado del obraje 
del motor de la semilla? 
¿Porque vive en la jaulilla 
quien reboza en su plumaje? 

Año tras año hace el siglo, 
siglo tras siglo, el milenio 
y no siempre calienta el leño 
por prodigiosa sustancia, 
calienta más la ignorancia 
producida por los genios.

La ignorancia es material 
pa' hacer esclavos baratos 
desparramados o en hatos 
son carne pa'l matadero, 
sin tabaco ni yesquero, 
ni camisa ni zapato.

Palenque pa' cualquier sarna 
y esquinero pal' pechazo 
brazo más brazo más brazo,
lomo más lomo más lomo 
si no hay pa comer no como,
si me enfermo no hago caso.

José Larralde (Fragmento de 
"Allí donde alcé mi rabia")