CIELO Y NUBE DE PRADALES
Yo vi el fulgor del sol, de las estrellas,
sentí caricias, vientos estivales.
Pero nunca he visto nubes más bellas
que las que hay en el cielo de Pradales.
Inmaculada impoluta, doncellas,
blancas hadas de espuma y de cristales,
a su celeste amor dibujan huellas
y aclaman esta unión blancos nupciales.
Son su vivienda el ocaso y la aurora,
están felices, cielo y nube amante,
imperturbable, pura a toda hora.
Hasta que nubes negras, flanco entrante,
aturden, gritan al cielo un instante
traicionando a la blanca. El cielo llora.
sentí caricias, vientos estivales.
Pero nunca he visto nubes más bellas
que las que hay en el cielo de Pradales.
Inmaculada impoluta, doncellas,
blancas hadas de espuma y de cristales,
a su celeste amor dibujan huellas
y aclaman esta unión blancos nupciales.
Son su vivienda el ocaso y la aurora,
están felices, cielo y nube amante,
imperturbable, pura a toda hora.
Hasta que nubes negras, flanco entrante,
aturden, gritan al cielo un instante
traicionando a la blanca. El cielo llora.
Rubén Sada, en Pradales, Segovia, España. Julio de 2014 |