LA OCTAVA MARAVILLA
Oh, Ishtar, mi princesa, de formas perfectas,
oh, reina del cielo y señora en la Tierra,
oh, reina del cielo y señora en la Tierra,
patrona del sexo, tu puerta es suprema,
¡cuántas penas tiene el que pasa por ella!
¡cuántas penas tiene el que pasa por ella!
La pirámide en Guiza no alcanza imponencia,
ante ti, majestad, ni eclipsa tu esencia.
Qué cósmico misterio de mí se apodera
que me postra ante tu arquitectura y belleza.
Qué cósmico misterio de mí se apodera
que me postra ante tu arquitectura y belleza.
Ni miles de flores de jardines colgantes
que sucumbieron en la antigua Babilonia,
más miríadas de rosas de tono fragante
alcanzan a emular tu perfumado aroma.
Tus nutrientes senos los mortales maman,
y en tu hermoso templo su semilla dejan,
y en un rapto fértil de existencia alaban:
¡Artemisa, Venus, dueña de vida y belleza!
que sucumbieron en la antigua Babilonia,
más miríadas de rosas de tono fragante
alcanzan a emular tu perfumado aroma.
Tus nutrientes senos los mortales maman,
y en tu hermoso templo su semilla dejan,
y en un rapto fértil de existencia alaban:
¡Artemisa, Venus, dueña de vida y belleza!
Ni el poder de Zeus, que ante ti se rinde
podrá superar lo que tu alma embate,
ni habrá maquillaje que a tu piel marfil pinte,
porque es el Olimpo donde tu espíritu late.
podrá superar lo que tu alma embate,
ni habrá maquillaje que a tu piel marfil pinte,
porque es el Olimpo donde tu espíritu late.
Tu estructura es leyenda que en mi mente anida,
una real efigie en la tumba de Mausolo.
Tus firmes piernas, columnas erguidas,
me hacen sentir que nunca más estaré solo.
con el brillo refulgente de tus ojos,
y a tu lado mi estatua de Helio es chica
aunque cual Rodas me sienta tu coloso.
Soy tan sólo tu hombre de endeble arcilla
comparado a ti, mi reina y mi esclava,
y cierro mis ojos ante siete maravillas,
y cuando los abro, estás tú... la octava.
y a tu lado mi estatua de Helio es chica
aunque cual Rodas me sienta tu coloso.
Soy tan sólo tu hombre de endeble arcilla
comparado a ti, mi reina y mi esclava,
y cierro mis ojos ante siete maravillas,
y cuando los abro, estás tú... la octava.
© Rubén Sada - 8 de Marzo de 2012