26 de noviembre de 2008

LA CURVA DEL VIGILANTE (Camino La Plata-Magdalena, Ruta 11)




LA CURVA DEL VIGILANTE
(Camino La Plata-Magdalena, Ruta 11)


Corría el final de la década del 70, y se acentuaba en la Argentina el odio entre las facciones de los grupos de ultraizquierda, contra todo lo que tenía que ver con el dominio militar, ya que en ese entonces gobernaban los militares. Ambos pujaban en forma violenta por mantener el poder que ostentaban, a costa del imperio del terror, la muerte, inclusive de personas inocentes, que no se quisieron involucrar en dicho conflicto.

El camino desde La Plata hasta Magdalena, era inhóspito. La ruta 11, hacía poco tiempo que había sido recapada con asfalto, pues antes era una solitaria ruta interbalnearia, bastante poceada, y de ripio y tramos de tierra abovedada.
En aquellas antiguas condiciones no se podía transitar muy rápido.

Pero el asfalto nuevo hizo que muchos militares se mudaran desde Magdalena, lugar de su habitual trabajo en el Ejército Argentino, hasta La Plata, ya que al estar la ruta nueva, bien lisita, se podía correr por ella. Total, el camino era bastante solitario, casi nadie se cruzaba por él. Y ahora solo tomaría unos 30 minutos llegar desde La Plata, la próspera capital de la Provincia, hasta el cuartel militar de Magdalena, distante a unos 50 kilómetros.

El trayecto mencionado, ostentaba unas 80 curvas, de prudencial peligrosidad, y dudosa visibilidad. Esta característica topográfica, fue lo que impulsó a tres miembros del ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo, grupo terrorista argentino) a planificar un ataque muy simple y económico, contra uno de los miembros motorizados del Ejército.

Ellos estudiaron su casa, en La Plata, y lo siguieron hasta la entrada de la Ruta 11, pues cuando vieron que se internó allí, sacaron la conclusión de que trabajaba en Magdalena. Era lo lógico que todo aquel que buscaba entrar a la Ruta 11, iba, o a la Prisión Militar, o al Regimiento de Tanques 8, los dos cuarteles militares que se hallaban en Magdalena.

Fue en esta prisión, que estuve recluído yo, Rubén Sada, quien les habla, y allí conocí esta historia real que les relato.

El caso fue que todos los días laborables este militar, montaba su extraordinaria motocicleta nueva Harley Davidson, en dirección hacia el cuartel militar de Magdalena, como todas las mañanas. Nunca hubiera imaginado que este hermoso viaje en moto, disfrutando del aire, el sol, el olor de los árboles que se hallan a la vera de la ruta, con su magnífica floración, y el maravilloso paisaje que brinda una zona no contaminada por el hombre, en fin, que este hermoso trayecto, sería el último que haría en su vida.

Lo esperaron en una curva y no fue difícil, ya que todos los días pasaba por las mismas curvas, todos los días a la misma hora. Es que la disciplina militar, los hacía muy metódicos a los suboficiales y todos eran muy puntuales.

Los tres terroristas tendieron un alambre acerado entre dos árboles que se hallaban a sendos lados de la ruta, en una de las curvas en la mitad del camino, a la altura del cuello de un ser humano que transita en moto.

Allí cerca, venía a gran velocidad, el militar en su motocicleta.
La velocidad de la Harley era tal, que el militar no sufrió, ni siquiera se dio cuenta de lo que pasaba, a medida que su cabeza rodaba por la tierra. Solo sintió un aguijón en su garganta y nada más.

Este sitio se conoce hasta el día de hoy, como LA CURVA DEL VIGILANTE.

Actualmente, es una de las curvas en las que NADIE se detiene. Pues, tal vez desde algún lugar impreciso, el VIGILANTE MOTORIZADO, custodia que este violento episodio de la historia negra de Argentina, no vuelva a repetirse.

Autor: Rubén Sada. 25-11-2008