17 de mayo de 2008

MALAS COMPAÑÍAS



MALAS COMPAÑÍAS



Hijo: Huye de las malas compañías
que te desvían de la vida sana
y rebajan tu condición humana,
quebrantando salud y tu energía.

Te arrinconan a rutas muy sombrías,
por sendas escabrosas, poco llanas,
te hacen sentir que la existencia es vana,
terminas sucumbiendo a sus manías.

No te juntes con las frutas podridas,
sigue siendo mi valiosa manzana,
no te contagies de la mente insana,
no absorbas el veneno de esa arpía.

Te pido oigas mi voz, me alegraría,
porque mi alma y tu alma son hermanas.
No pienses en el hoy, piensa en mañana
y en transitar mejor la travesía.

No quisiera que noches muy sombrías
te retiren de una vida cristiana,
no vale mucho esa carrera ufana,
o correr pronto a lo que tanto ansías.

¡Escucha mi consejo que te instruye!
Jamás escuches lo que el necio arguye.
La mala junta siempre nos destruye.
Hijo: ¡De malas compañías, huye!

Y brindaremos con mutua alegría,
cuando seas más grande y ya madures,
el camino con calma, no apresures,
me estarás agradecido algún día.


© Rubén Sada, 17-05-2008