12 de noviembre de 2007

INCENDIO EN LA ERA



INCENDIO EN LA ERA



Érase una vez en España,
un campo había que cosechar.
Se hallaban algunos campesinos
trabajando en ese lugar.


Era muy dura allí la vida,
cuando a mano había que cultivar.
El trabajo era arduo, y pesado
y bebiendo... se iban a motivar.


Ellos llevaban licores y vinos
y el alcohol los iba a incentivar,
y algunos, al estar borrachos
el pesado trabajo podían aguantar.


Dos hombres mientras espigaban
se pusieron por una mujer a luchar.
El alcohol los ponía muy malos,
a botellazos comenzaron a pelear.


Los trozos rotos de las botellas...
y arriba el sol comenzando a brillar.
Hicieron de lupa varios vidrios
que quedaron tirados en el lugar.


Brilló ardiente el rey del mediodía
y el trigo y paja comenzó a quemar.
Si el incendio el lugar dominaba
ya no habría trigo ni habría pan.


Entonces pronto avisaron al pueblo:
"La era del trigo se empieza a incendiar."
Salieron las personas de sus casas
con la noble intención de ayudar.


Traían muchos baldes con agua
pero muy poco parecían auxiliar.
El incendio en la era fue muy grande
y al rey sol nadie le pudo ganar.


Hasta allí acudió una muchacha
dejando a su bebé en su hogar.
Sabía que si la era se quemaba
por un tiempo no habría pan.


Con toscos elementos precarios
y sin elementos de seguridad,
intentaron apagar el fuego,
pero el calor empezó a sofocar.


El humo era bastante irrespirable
y la piel se le empezó a tiznar.
Sus pulmones ya no resistían,
pero había que seguir hasta apagar.


Llegaba ya por fin la noche
y la reina luna comenzó a brillar.
Las personas se volvían a sus casas
contentas de que lo pudieron lograr.


Regresaron cantando muy alegres:
"El fuego no nos pudo dominar".
"Somos un pueblo más fuerte que el sol."
"Ni Dios contra nosotros podrá."


Pero el áspero humo, irrespirable,
se cobraría otra víctima más.
Y la muchacha se acostó, cansada,
y ya nunca volvió a despertar.

Hoy el pueblo entero está de luto
por esa muchacha que quiso ayudar.
El cielo oscurecido por el humo.
Y un niño todavía espera a su mamá.


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©Rubén Sada. 11-11-2007
Derechos de autor reservados por Rubén Sada.
A la memoria de Lidia Moreno,
Villamayor de Campos, Zamora (España-1934)
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Cuando vayas de campamento, 
no dejes tirados por ahí trozos de botellas de vidrio.