1 de mayo de 2007

Ñ

Ñ

Begoña...
apreciada ninfa de piel de niña,
lampiña,
de cabellos de color de otoño,
tus palabras son flores de la campiña
que florecen como cada año.

En la añil escalera de la vida
subiremos un peldaño
que nos hará revivir como antaño
nuestros hermosos jóvenes años,
aquellos momentos de cariño
que vivimos cuando fuimos niños.

Eres como un gigante pequeño
y tu corazón arde como un leño.
derritiendo a mi alma como estaño
cuando recitas mis poemas sin engaño
y en el foro poético no me siento un extraño
cada día, de cada mes, de cada año.

Ambos conectados como por un caño
te saludo desde estas tierras sureñas
hasta aquellas tierras norteñas
eres la que me hace perder el sueño
con lágrimas que a mis ojos bañan
y con palabras dulces como el jugo de la caña.

Recordando instantes de dicha añorados
y clavando al racismo un certero puñal,
y tratando de no hacernos daño
obtengo de tus ojos un guiño.
Brindaremos con vino añejo
y con un sentimiento de cariño.

Y con la fuerza y precisión de un cañón
brotará nuestra amistad con empeño
y velozmente como el ñandú de las pampas
del tocón brotara un retoño
y crecerá como crece un niño,
¡te lo asegura a vos este porteño!


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© Rubén Sada 16-03-2007