30 de diciembre de 2012

EL POEMA " APÓSTROFE " DE ALMAFUERTE ¿ES EXCESIVO? Juicio del Dr. Francisco A. Barroetaveña

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El poema [Apóstrofe] de Almafuerte ¿es excesivo?

Juicio del Dr. Francisco A. Barroetaveña sobre el poema “Apóstrofe” de Pedro B. Palacios [Almafuerte](Con notas al pie e investigaciones aclaratorias de Rubén Sada)


Sin duda alguna, el Apóstrofe[1] del poeta Pedro B, Palacios ha sido el acontecimiento literario rioplatense del primer mes del año nuevo 1916, aun cuando su fecha, de fin de diciembre, lo constituya el testamento de 1915, al menos la partida de defunción moral del Deux ex machina[2] que agita y ensangrienta al mundo. De seguro también que por la mentalidad del autor, por el rango del procesado y por el alto nivel de la sentencia, puede considerarse al "Apóstrofe" como el “chef-d'œuvre [3] contemporáneo, que difícilmente podrá ser superado en las letras; y debemos felicitarnos por ello los argentinos y felicitar a “LA NOTA”[23] por tan brillante primicia.
Se trata realmente de un poema colosal, de altísimo y comprensivo pensamiento; de un proceso histórico-literario sin ejemplo, para hundir al personaje que aspira, entre catástrofes y sangre, al dominio del mundo; de una serie de inculpaciones, de invectivas aceradas y terribles, de flagelaciones implacables, que al enrostrar en cada canto crímenes extraordinarios de lesa humanidad, cae sobre el gran culpable el castigo  condigno, lógicamente, proporcionado, como el estigma de los siglos, como una lápida enorme, ilevantable.
Suscita tanta más extrañeza esta creación genial de Almafuerte, cuanto que su inspiración 'no nace del dolor propio, ni de su pueblo — pues escribe desde un país que se encuentra a tres mil leguas de los acontecimientos trágicos; abstraído de ellos por una ingeniosa, menguada y lucrativa neutralidad, — sino que nace de principios de moral, de justicia y de humanidad, que los ve naufragar entre horrores, entre vilezas, entre olas de sangre y de lodo. Esta gallarda actitud de Almafuerte desafina en la misión vergonzosa de la literatura refinada, ditirámbica[4] y laudatoria, que florece con frecuencia a la sombra de los césares, de los conquistadores, de los grandes tiranos, que conturban y subyugan al mundo. Desde Sesostris[5], Alejandro[6], César Augusto[7], Luis XIV[8] y Napoleón[9]; desde Tamerlán[10], Atila[11], Nerón[12] y Claudio[13], Felipe II[14] e Iván el Terrible[15], Luis XI[16], Abdul-Hamid[17], Francia y Rosas[18]. — todos esos personajes deformes han contado con la aducción[19] de contados Juvenales[20], Víctor Hugos[21], Dantes[22] y Carducéis.[24]
La excelencia de las virtudes de Almafuerte, la elevación de su estro[25] y de su carácter, la aspiración de justicia y de moral, de derecho y de humanidad, le han llevado a producir una obra maestra, terrible y vengadora, de justicia severa y extrema, como son extraordinarios los atentados que impulsó y que preside el kaiser alemán[26]. Otra faz honrosa del "Apóstrofe", para la Argentina y para el poeta, es que no recuerda nada superior en su género la historia literaria, ni se les ha ocurrido nada por el estilo a los Rostand, Anatole France, Maeterlink, Wells, D'Annunzio y demás hombres de letras de los países aliados, donde se producen, sublevan y atormentan, todos los horrores de la guerra. Si Almafuerte produjo con su "Evangélica" a Miss Cavell[27] la página más brillante sobre la torpe crueldad alemana, que inmoló a la heroína inglesa, su inmortal "Apóstrofe" no será superado por ningún ingenio; y marca a perpetuidad la frente del factor de los desastres que enlutan al mundo y eclipsan los progresos de nuestra civilización, especialmente la fama de las universidades alemanas.
Kaiser Guillermo II, Almafuerte, Apóstrofe,
Almafuerte empieza por desalojar al kaiser del trono de nubes y de omnisciencia levantado hasta el Olimpo por el candor de los extraños y por la adulación cesárea.
Fuera de la tragedia contemporánea, no encontrando en todas sus manifestaciones mentales y aficiones oratorias, musicales, filosóficas, escultóricas, rituales, pictóricas, arqueológicas y poéticas, más que lugares comunes, vanidades amenazantes, como "la pólvora seca", "la espada afilada de mis antepasados"' y algunas trivialidades estentóreas[28], aclamadas por la claque[29] militarista, —principia el poema por llamarle "mentecato", "amoral", "bilioso", "mediocre", "medio histrión"[30], "medio chacal" (por su predilección al terrorismo pretoriano), con "necios cascabeles" y "místicos remiendos", que lo magnificaron a su "inflada medianía", a su "'enorme fatuidad".
En apoyo o disculpa de esta humanización del personaje, basta recordar la teatralidad del kaiser en todo; sus 200 trajes pintorescos, su mínimum de diez cambios diarios de uniformes, su manía ambulatoria, de hablar, de entrometimiento en todo, hasta en representaciones teatrales, en la fábrica Krupp[31] y en ganancias sórdidas de estanco.
El poeta responsabiliza al kaiser de todos los atentados, porque en su omnipotencia cesarista, no los ha impedido, ni castigado, sino estimulado con odios y premios que extravían el carácter y pervierten la moral.
Palacios, con su espíritu generoso y analítico de Germania, abstrae un tanto de los "desplantes" grotescos del kaiser a "los jóvenes artistas de Alemania", reconociéndoles  ''prodigios del ingenio, grave y hondo, noble y fuerte''; ''pueblo manso, que a virtud del cientifismo más brutal que los azotes", lo ha "hundido en el abyecto gran trajín de los insectos laboriosos", de "helado mecanismo", con "disciplina de colmena", "encasillada", "sin historia", "mecánica", "de resortes aceitados", de "inconscientes", "donde todos son felices", "porque nadie es personal"; "democracia subalterna", inalterable, donde la omnipotencia imperial "la somete" a las "liturgias de la higiene", o la "conduce al asalto en batallones", como en plena servidumbre romana, de los emperadores más torpes, más crueles y más locos.
Alguien reprocha al poema de Almafuerte excesivo rigor y crueldad en las flagelaciones implacables de cada canto, sobre todo en el coronamiento aplastador del último verso de los procesos parciales; en las síntesis brillantes de una versificación de oro; en los contrastes despiadados del valor sublime de las enfermeras y de Miss Cavell, entre los escombros y horrores de los campos de batalla, y la avilantez[32] fugitiva del divino kaiser; a quien no ha rozado todavía una sola bala en su fastuosa carrera a la cumbre del cesarismo, que la consiente su nación universitaria arrodillada; entre las mujeres violadas y masacradas y la marina de guerra, embotellada bochornosamente, sin más rayo heroico que los hundidos cerca de Malvinas, aunque empañados por la falta de humanidad en Coronel; en aquellas conclusiones magistrales, al terminar el cuadro de los estragos de la guerra: "¡sin honor la humanidad!"; el final de la matanza de niños belgas: "padre triste, padre lleno de vergüenza"; al juzgar la comunidad del kaiser con Dios: "Charlatán"; al compararlo con los Atilas y Alaricos[33]: "por jactancia, por barbarie enardecida, por llenar de espanto al mundo, por maldad"; en la sentencia dantesca: "para ti la Eternidad", "vida eterna, fuego eterno, sin Plutarcos[34], sin si quiera la sonrisa de Caín el fratricida: dolor pleno, dolor sumo, dolor puro por los siglos de los siglos; y en aquella angustia eterna, tú y Satán".
¿Hay en este poema grandiosas calumnias, exceso de invectivas [35], de cargos deshonrosos y aplastadores, falta de proporción y de equidad entre la delincuencia y el castigo? Se trata, dice el poeta, de "la serie larga y negra de tus crímenes horrendos". ¿Hay en ello calumnia? Reflexionemos sobre el atentado sin nombre contra Bélgica y las crueldades inauditas perpetradas allá; sobre el naufragio del derecho internacional, violando las leyes de la guerra, envenenando el aire, bombardeando poblaciones indefensas y abiertas, asesinando masas de mujeres, ancianos y niños con ataques alevosos, estilo Lusitania (glorificado hasta en las escuelas germanas), Ancona, Arabic, etc.; los tratados, base de la comunidad de las naciones, convertidos en simples "tiras de papel", para la insolencia de las invasiones vandálicas imperialistas; la ciencia, puesta al servicio de la destrucción y de la muerte, en formas condenadas por la moral y la tradición; la moralidad, pervertida por la astucia y el espionaje sin escrúpulos, que relaja todos los vínculos más respetables, en obsequio servil de un predominio criminal; los implacables fusilamientos de mujeres, por faltas leves; las rapacidades y los incendios; la extrema brutalidad en los combates y un odio feroz de pueblo a pueblo, como el proclamado y aun premiado, contra Inglaterra, contra Rusia, contra Servia y contra Italia. Todas estas enormidades, que desconciertan y horrorizan, han sido desatadas sobre el mundo por la guerra de imperialismo conquistador provocada por Guillermo II. No se necesita ser germanófobo para encontrar entre las condenas de Almafuerte y esos atentados, la primordial base del derecho represivo: la proporcionalidad, prescindiendo, naturalmente, de la eficacia de los castigos de la imaginación de los poetas.
El   poema  ''Apóstrofe"  de  Palacios  resplandece  en  las cumbres   del   arte   literario;   no   morirá;   para   encontrarle parangón, hay que elevarse hasta la '' Divina Comedia"; y constituye un timbre de gloria para su autor, para su  carácter y para su moral humanitaria. Muy pronto lo harán circular por el mundo los tipos de Gutenberg, en los idiomas de  Cervantes,  de  Shakespeare,  de Voltaire  y  de Alighieri, perpetuando en las edades más remotas la protesta sublime y valiente del Nuevo Mundo, contra el genio de destrucción que enluta a la humanidad.

Francisco  A. Barroetaveña. Enero,1916.

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[1] Apóstrofe. (Del lat. apostrŏphe, y este del gr. ποστροφή).
amb. Ret. Figura que consiste en dirigir la palabra con vehemencia en segunda persona a una o varias, presentes o ausentes, vivas o muertas, a seres abstractos o a cosas inanimadas, o en dirigirla a sí mismo en iguales términos.

[2] Deus ex machina (lat. AFI: [ˈdeːus eks ˈmaːkʰina]) es una expresión latina que significa «dios de la máquina». Es utilizada para referirse a un elemento externo que resuelve una historia sin seguir su lógica interna. Desde el punto de vista de la estructura de un guión, “Deus ex Machina” hace referencia a cualquier evento cuya causa viene impuesta por necesidades del propio guión, a fin de que mantenga lo que se espera de él desde un punto de vista del interés, de la comercialidad, de la estética, o de cualquier otro factor, incurriendo en una falta de coherencia interna.

[3] “Chef-d'œuvre”. Término francés que significa “obra maestra”.

[4] Ditirambo. (Del lat. dithyrambus, y este del gr. διθύραμβος, sobrenombre de Dioniso).
1. m. Alabanza exagerada, encomio excesivo.
2. m. En la antigua Grecia, composición poética en loor de Dioniso.
3. m. Composición poética, comúnmente de carácter laudatorio, a semejanza del ditirambo griego.

[5] Sesostris I.
Segundo faraón de la dinastía XII, del Imperio Medio de Egipto. Gobernó de c. 1956 a 1911/10 a. C. Fue uno de los reyes más poderosos y eficientes de esta dinastía.

[6] Alejandro Magno. Rey de Macedonia desde 336 a. C. hasta su muerte. Dedicó los primeros años de su reinado a imponer su autoridad sobre los pueblos sometidos a Macedonia, que habían aprovechado la muerte de su padre, Filipo, para rebelarse. En 334 a. C. lanzó a su ejército contra el poderoso y extenso Imperio Persa, continuando así la empresa que su padre había iniciado poco antes de morir: una guerra de venganza de los griegos —bajo el liderazgo de Macedonia— contra los persas. En su reinado de 13 años, cambió por completo la estructura política y cultural de la zona al conquistar el Imperio Aqueménida y dar inicio a una época de extraordinario intercambio cultural, en la que lo griego se expandió por los ámbitos mediterráneo y próximo oriental. Es el llamado Período Helenístico (323–30 a. C.) Tanto es así, que sus hazañas le han convertido en un mito y, en algunos momentos, en casi una figura divina, posiblemente por la profunda religiosidad que manifestó a lo largo de su vida.


[7] César Augusto. Primer emperador del Imperio romano. Gobernó entre 27 a. C. y 14 d. C. (año de su muerte), convirtiéndose así en el emperador romano con el reinado más prolongado de la Historia.

[8] Luis XIV de Francia, llamado "El Rey Sol" fue rey de Francia y de Navarra desde el 14 de mayo de 1643 hasta su muerte, con casi 77 años de edad y más de 72 de reinado, en 1715.

[9] Napoleón I Bonaparte (Ajaccio, 15 de agosto de 1769 – Santa Elena, 5 de mayo de 1821) Militar y gobernante francés, que durante un periodo de poco más de una década, adquirió el control de casi toda Europa Occidental y Central mediante una serie de conquistas y alianzas, y sólo tras su derrota en la Batalla de las Naciones, cerca de Leipzig, en octubre de 1813, se vio obligado a abdicar unos meses más tarde. Regresó a Francia y al poder durante el breve periodo llamado los Cien Días y fue decisivamente derrotado en la Batalla de Waterloo en Bélgica, el 18 de junio de 1815, siendo desterrado por los ingleses a la isla de Santa Elena, donde falleció.
Napoleón es considerado como uno de los mayores genios militares de la Historia, habiendo comandado campañas bélicas muy exitosas, aunque con ciertas derrotas igualmente estrepitosas. Sus agresivas guerras de conquista se convirtieron en las mayores operaciones militares conocidas hasta ese momento en Europa, involucrando a un número de soldados jamás visto en los ejércitos de la época. Además de estas proezas bélicas, a Napoleón también se le conoce por el establecimiento del Código Napoleónico y es considerado por algunos un «monarca iluminado» debido a su extraordinario talento y capacidad de trabajo. Otros, sin embargo, lo estiman un dictador tiránico cuyas guerras causaron la muerte de millones de personas, así como uno de los personajes más megalómanos y nefastos de todos los tiempos.

[10] Tamerlán. Conquistador, líder militar y político turco-mongol, el último de los grandes conquistadores nómadas del Asia Central. En poco más de dos décadas conquistó ocho millones de kilómetros cuadrados de Eurasia.  Entre 1382 y 1405 sus grandes ejércitos atravesaron desde Delhi a Moscú, desde la cordillera Tian Shan del Asia Central hasta los montes Tauro de Anatolia, conquistando y reconquistando, arrasando algunas ciudades y perdonando a otras. Su fama se extendió por Europa, donde durante siglos fue una figura novelesca y de terror, mientras que para aquellos involucrados más directamente en su trayectoria, su memoria, siete siglos después, permanece aún fresca, ya sea como destructor de ciudades del Medio Oriente o como el último gran representante del poder nómada.

[11] Atila (395 llanuras danubianas - Valle de Tisza, 453). Último y más poderoso caudillo de los hunos, tribu procedente probablemente de Asia. Gobernó el mayor imperio europeo de su tiempo, desde el 434 hasta su muerte en 453. Conocido en Occidente como El azote de Dios, sus posesiones se extendían desde la Europa Central hasta el Mar Negro, y desde el río Danubio hasta el mar Báltico. Durante su reinado fue uno de los más acérrimos enemigos del Imperio Romano, que en esta etapa final del mismo estaba dividido en dos: El Imperio Oriental con capital en Constantinopla, hoy Estambul, y el Imperio Occidental, con capital en Roma y más tarde en Rávena. Invadió dos veces los Balcanes, estuvo a punto de tomar la ciudad de Roma y llegó a sitiar Constantinopla. Marchó a través de Francia hasta llegar incluso a Orleans, hasta que el general romano Aecio le obligó a retroceder en la batalla de los Campos Cataláunicos en el 451 (Châlons-en-Champagne). Logró hacer huir al emperador de Occidente Valentiniano III de su capital, Rávena, en el 452.
El imperio de los Hunos murió con Atila. Los hunos fueron un pueblo nómada de cazadores y ganaderos. No solían usar la agricultura ni la industria en su organización social, y la escritura era rara vez usada para documentar su historia, por lo que desaparecieron sin dejar ninguna herencia destacada. Lo poco que se sabe de ellos se lo debemos en gran parte a sus mayores enemigos, los romanos. A pesar de todo, Atila se convirtió en una figura legendaria de la historia de Europa, y en gran parte de la Europa Occidental se le recuerda como el paradigma de la crueldad, la destrucción y la rapiña. Algunos historiadores, en cambio, lo han retratado como un rey grande y noble, y tres sagas escandinavas lo incluyen entre sus personajes principales.


[12] Nerón Claudio César Augusto Germánico (en latín: Nero Claudius Cæsar Augustus Germanicus, 15 de diciembre del 37 – 9 de junio del 68), fue emperador del Imperio romano entre el 13 de octubre de 54 y el 9 de junio de 68. El reinado de Nerón se asocia comúnmente a la tiranía y la extravagancia. Se lo recuerda por una serie de ejecuciones sistemáticas, incluyendo la de su propia madre y la de su hermanastro Británico, y sobre todo por la creencia generalizada de que mientras Roma ardía él estaba componiendo con su lira, además de como un implacable perseguidor de los cristianos. Estas opiniones se basan fundamentalmente en los escritos de los historiadores Tácito, Suetonio y Dión Casio. Pocas de las fuentes antiguas que han sobrevivido lo describen de manera favorable, aunque sí hay algunas que relatan su enorme popularidad entre el pueblo romano, sobre todo en Oriente.


[13] Tiberio Claudio César Augusto Germánico (Lyon, 1 de agosto de 10 a. C.2 3 — Roma, 13 de octubre de 54 d. C.) Historiador y político romano, fue el cuarto emperador romano de la dinastía Julio-Claudia, y gobernó desde el 24 de enero del año 41 hasta su muerte en el año 54. Su gobierno fue de gran prosperidad en la administración y en el terreno militar. Durante su reinado, las fronteras del Imperio romano se expandieron, produciéndose la conquista de Britania. El emperador se tomó un interés personal en el Derecho, presidiendo juicios públicos y llegando a promulgar veinte edictos al día.
En cualquier caso, se le vio como un personaje vulnerable, especialmente entre la aristocracia. Claudio se vio obligado a defender constantemente su posición descubriendo sediciones, lo que se tradujo en la muerte de muchos senadores romanos.


[14] Felipe II de Austria (o Habsburgo), llamado El Prudente (Valladolid, 21 de mayo de 1527 – San Lorenzo de El Escorial, 13 de septiembre de 1598), fue rey de España desde el 15 de enero de 1556 hasta su muerte, desde cuando fue presentado por sus defensores como arquetipo de virtudes, y como un monstruo fanático y despótico por sus enemigos. Esta dicotomía entre la Leyenda Blanca o Rosa y Leyenda Negra fue favorecida por el propio Rey Prudente, que se negó a que se publicaran biografías suyas en vida y ordenó la destrucción de su correspondencia. Aún hoy en día, la historiografía anglosajona y protestante representa a Felipe II como un ser fanático, despótico, criminal, imperialista y genocida. Sus victorias fueron minimizadas hasta lo anecdótico y sus derrotas magnificadas en exceso, a pesar de que no supusieron grandes cambios políticos o militares, como la pérdida de una parte de la Armada Invencible denominada la Grande y Felicísima Armada debido a un fuerte temporal, que además los historiadores anglosajones "transformaron" en una victoria inglesa.
Durante su gobierno, el Imperio español dirigió la exploración global y la extensión territorial a través del Océano Atlántico y del Océano Pacífico, alcanzando su apogeo y convirtiéndose durante mucho tiempo en el principal país y potencia europea en todo el mundo. Su imperio, el Imperio español, se convirtió bajo su gobierno en el primer imperio global, porque por primera vez un imperio abarcaba posesiones en todos los continentes, a diferencia de lo que ocurría en el Imperio romano.

[15] Iván IV Vasílievich (ruso: Иван IV Васильевич), llamado Iván el Terrible (Kolómenskoye, Rusia, 28 de agosto de 1530 - Moscú, 18 de marzo de 1584) fue un zar de Rusia (1547-1584). Es considerado uno de los creadores del Estado ruso. Fue coronado Gran Príncipe de Moscú a los tres años, tras la muerte de su padre. Sin embargo, el reino fue administrado por su madre, que fue envenenada cinco años después de la coronación por clanes boyardos que se disputaban el poder. Fue sometido a las humillaciones de los boyardos, lo que ensombreció su carácter. Fue recluido en el palacio del Kremlin viviendo casi como un mendigo. Este hecho generó en Iván un gran odio hacia los boyardos, y tuvo como consecuencia las constantes persecuciones y matanzas que organizó contra estos clanes. En estos primeros años Iván sufrió desvaríos mentales, ya irreversibles, lo que le llevaba a dar rienda suelta a su ira torturando y arrojando a perros desde las torres. La muerte de su esposa en 1560 acentuó el autoritarismo de Iván IV, quien mostró los primeros síntomas psicopáticos, que, agravados más adelante, lo llevaron a cometer todo tipo de atrocidades -a las cuales debió el apelativo del Terrible- y a una religiosidad exacerbada y próxima al delirio. Entre 1560 y 1564, valiéndose de los «streltsí» y con el propósito de reforzar su poder frente a la aristocracia, desencadenó una sangrienta represión contra los boyardos y el clero, prescindiendo de los consejeros de la Rada. Incluso atacó y devastó en 1570 las antiguas ciudades libres rusas de Nóvgorod y Pskov, y en 1581 dio muerte a su primogénito.

[16] Luis XI de Francia, (Bourges, 3 de julio de 1423 - Plessis-les-Tours, 30 de agosto de 1483). Rey de Francia entre 1461 y 1483. Desde 1456 a 1461 Luis vivió en la corte de Felipe III de Borgoña, donde se le conocía como "La Araña" por su capacidad de tejer conspiraciones en contra de sus enemigos. Para lograr consolidar el poder de la monarquía se sirvió, cuando era necesario, de cualquier instrumento que le resultara útil, así sea la corrupción, diplomacia, intrigas, traición y la guerra.

[17] Abdul Hamid II (En turco otomano: عبد الحميد ثانی `Abdü’l-amīd-i sânî, en turco: İkinci Abdülhamid) (21 de septiembre de 1842 - 10 de febrero de 1918), 34º sultán del Imperio otomano.
Fue el último sultán otomano en poseer poderes absolutos, y el que demoró en unas décadas el advenimiento de la época moderna a Turquía, por sus métodos autoritarios y a menudo despiadados para tratar con las fuerzas separatistas; y sus maniobras diplomáticas, utilizando un poder europeo contra el otro.

[18] Juan Manuel de Rosas (Buenos Aires; 30 de marzo de 1793 – Southampton, Hampshire; 14 de marzo de 1877) fue un militar y político argentino, que en 1829, tras derrotar al general Juan Lavalle, accedió al gobierno de la provincia de Buenos Aires. Logró constituirse en el principal dirigente de la denominada Confederación Argentina (1835-1852).


[19] Aducción. (Del lat. adductĭo, -ōnis). 1. f. Acción de aducir (Presentar o alegar pruebas).


[20] Décimo Junio Juvenal (en latín Decimus Iunius Iuvenalis, Aquino, actual Italia, 60 d. C. - Roma, 128 d. C.) fue un poeta latino, activo a finales del siglo I y comienzos del siglo II, autor de dieciséis Sátiras. Juvenal traza un retrato ácido y despiadado de sus contemporáneos. En sus propias palabras, es un mundo sobre el cual «difficile est saturam non scribere» (Sátira I–30). A Juvenal se atribuyen 16 poemas conocidos, divididos en cinco libros; todos pertenecen al género romano de la sátira, que, en su forma más básica en tiempos del autor, comprendía una discusión amplia de la sociedad y sus costumbres en hexámetro dactílico.

[21] Víctor Hugo (Besanzón, 26 de febrero de 1802 - París, 22 de mayo de 1885), fue un poeta, dramaturgo y escritor romántico francés, considerado como uno de los escritores más importantes en lengua francesa. Contribuyó de forma notable a la renovación lírica y teatral de la época; fue admirado por sus contemporáneos y aún lo es en la actualidad, aunque ciertos autores modernos le consideren un escritor controvertido. Su implicación política, que le supuso una condena al exilio durante los veinte años del Segundo Imperio francés (1852-1870), permitió a posteriores generaciones de escritores una reflexión sobre la implicación y el compromiso de los escritores en la vida política y social.
Sus opiniones, a la vez morales y políticas, y su obra excepcional, le convirtieron en un personaje emblemático de Francia.

[22] Dante Alighieri (Florencia, c. 29 de mayo de 1265 – Rávena, 14 de septiembre de 1321) fue un poeta italiano. Su obra maestra, La Divina Comedia, es una de las obras fundamentales de la transición del pensamiento medieval al renacentista, considerada la obra maestra de la literatura italiana y una de las cumbres de la literatura universal. Participó activamente en las luchas políticas de su tiempo, por lo que fue desterrado de su ciudad natal. Escribió varios tratados en latín sobre literatura, política y filosofía.


[23] La Nota. Semanario argentino cuyo primer número 1 apareció al cumplirse el primer año de la llamada Gran Guerra (14 de agosto de 1915), se publicó en Buenos Aires entre 1915 y
1921. La colección completa es de 312 números y tuvo un carácter político-misceláneo. En un comentario al pie de dicha revista, al citar la obra de Almafuerte, expresa: “Apóstrofe” y “Alemania” de Almafuerte; “Alemania contra el mundo” de Francisco Barroetaveña, con prólogo de Almafuerte. De este libro, que se había publicado primero en El Diario de Láinez, La Nota, en “Bibliografía”, afirmaba: “nos reconforta, pues con la convicción de que el pueblo argentino no ha permanecido en una deshonrosa inconsciencia”. La Nota, nº 63, pp. 1253-1254.

[24] Giosuè Carducci (Valdicastello, Toscana, 27 de julio de 1835 – Bolonia, 16 de febrero de 1907) fue un poeta y escritor italiano. Fue profesor de literatura italiana en la universidad de Bolonia, cátedra que mantuvo durante 42 años. Opuesto al papado, a la monarquía y al sentimentalismo que dominaban la literatura italiana de su tiempo, fue el primer poeta que adaptó con éxito los metros clásicos latinos a la poesía italiana moderna. En toda su obra son notorias la afirmación de su personalidad, su rebeldía e inconformismo —sobre todo en su época juvenil— y su anticlericalismo militante.

[25] Estro. (Del lat. oestrus, y este del gr. οστρος, tábano, aguijón).
m. Inspiración ardiente del poeta o del artista al componer sus obras.

[26] Guillermo II (en alemán: Wilhelm II, nombre completo: Friedrich Wilhelm Viktor Albrecht von Hohenzollern; Berlín, 27 de enero de 1859 – † 4 de junio de 1941) fue el último emperador alemán (Káiser) y el último rey de Prusia. Gobernó entre 1888 y 1918. Es asociado a la Primera Guerra Mundial y el imperialismo europeo. Guillermo II tenía una personalidad compleja, brutal para algunos, manipulador excesivo para otros, en suma una personalidad que algunos historiadores han tildado de megalómana extrema, poco tolerante y avasallante. No por ello menos inteligente y vivaz, y se ha afirmado que con el tiempo y la experiencia adquirió astucia política y militar.
Varios análisis recientes de documentos sobre su nacimiento, almacenados en los Archivos Imperiales alemanes, han sugerido que Guillermo II pudo también haber experimentado un trauma cerebral en su nacimiento. Los historiadores no han podido determinar si tal incapacidad mental pudo haber contribuido a su agresividad, testarudez y falta de tacto con las personas que lo rodeaban (notablemente su madre) y a la hora de afrontar problemas, lo cual era evidente tanto en su vida política y personal. El káiser tuvo una relación difícil con su madre, quien era fría y estricta con él, y se sentía en cierta manera culpable por la deformidad del brazo izquierdo de su hijo, tratando en muchas ocasiones de corregirla a través de un riguroso régimen de ejercicio y dolorosos sistemas médicos.

[27] Edith Cavell (Swardeston, Norfolk, Inglaterra; 4 de diciembre de 1865 – Bruselas, Bélgica; 12 de octubre de 1915) Enfermera británica condenada a muerte en juicio sumarísimo por un tribunal militar alemán (Primera Guerra Mundial), por haber cobijado en su hospital en Bruselas a hasta doscientos soldados belgas, franceses e ingleses (prisioneros evadidos y pilotos abatidos) y haberles ayudado a huir de Bélgica y reintegrarse a sus puestos de combate. En Bélgica, país donde ella trabajaba como enfermera de la Cruz Roja, se ordena que todos "los heridos peligrosos o sospechosos" sean sacados del hospital. Ella se opone y ayuda a varios de ellos a escapar para que vuelven al combate. Sin embargo, un espía alemán la delata, siendo sorprendida en esta labor. Es llevada a la prisión militar de Saint-Gilles. La noticia asombra y enfurece a los países aliados, así como a varios neutrales como Estados Unidos o España, que solicitan le sea respetada la vida. Los alemanes no escuchan y realizan un juicio sumario, condenándola a ser fusilada el día siete de octubre de 1915 a las dos de la madrugada, hecho que provoca horror e indignación a nivel mundial. Según dijo un oficial del Estado Mayor Alemán posteriormente "ha sido uno de nuestros más grandes errores. No pudimos concebir una acción más impopular".

[28] estentóreo, a. (Del lat. stentorĕus, y este der. del gr. Στέντωρ 'Estentor', personaje de la Ilíada conocido por su fuerte voz).
1. adj. Dicho de la voz o del acento: Muy fuerte, ruidoso o retumbante.

[29] Claque. (Del fr. claque). f. Grupo de personas que asisten a un espectáculo con el fin de aplaudir en momentos señalados.

[30] Histrión. (Del lat. histrĭo, -ōnis).
1. m. Actor teatral.
2. m. Persona que se expresa con afectación o exageración propia de un actor teatral.
3. m. Hombre que representaba disfrazado en la comedia o tragedia antigua.

[31] Krupp es el apellido de una familia de industriales alemanes de los siglos XIX y XX, que creó con el consorcio Krupp la mayor empresa de Europa en su época. Los Krupp se relacionaron estrechamente (salvo durante la República de Weimar) con todos los gobernantes alemanes. Las armas producidas por ellos protagonizaron las guerras europeas desde 1866 hasta 1945.

[32] avilantez. (De vil). 1. f. Audacia, insolencia.

[33] Alarico I (gótico Allareiks 'rey de todos'), nacido en la isla de Peuce, en el delta del Danubio en el año 370 y fallecido en Cosenza en el año 410, fue rey de los visigodos (395–410) de la dinastía baltinga. Acaudilló un ejército visigodo aliado de los romanos (387–395), y se proclamó rey (395–410). El rey Alarico fue crucial en el proceso de descomposición del Imperio romano de Occidente.
Alarico II (¿? – 507) fue rey de los visigodos desde el año 484 hasta que murió en la batalla de Vouillé en el año 507, que enfrentó a los visigodos con las tropas del rey franco Clodoveo I. La derrota de los visigodos en esta batalla marca la desaparición del Reino de Tolosa.

[34] Plutarco de Atenas (ca. 350 - 430) Filósofo neoplatónico de la antigua Grecia que enseñó en Atenas a principios del siglo V. Restableció la Academia platónica en esta ciudad y fue su director. Escribió comentarios sobre Aristóteles y Platón, enfatizando las doctrinas en las que ambos coincidían.

[35] Invectiva. (Del lat. invectīva). 1. f. Discurso o escrito acre y violento contra alguien o algo.

23 de diciembre de 2012

APÓSTROFE - de Pedro Bonifacio Palacios (Almafuerte)



APÓSTROFE

de Pedro Bonifacio Palacios(Almafuerte)

Epígrafe del autor: "Para mis amigos, los doctores 
Carlos C. Madariaga y D. Francisco A. Barroetaveña."

I

Mentecato razonante, -amoral y razonante,
            amoral y atrabiliario-
como aquellos Federicos, tus abuelos,
como aquél, tu regio primo que arrojaron a las ondas:
            tragicómico.
Personaje de Moliere incorporado a la técnica de Hugo:
            un mediocre, un secundario,
con desplantes de Nerón; declamatorio y homicida:
            medio histrión, medio chacal.
Dulcamara de las artes y las letras
que profanas los prodigios del ingenio
            grave y hondo,
            noble y fuerte,
de los jóvenes artistas de Alemania,
con los necios cascabeles petulantes
y los místicos remiendos incongruentes
            de tu inflada medianía,
            de tu enorme fatuidad.
           
II

            Dictador de un pueblo manso,
que a virtud de un cientifismo más brutal que los azotes,
            le has hundido en el abyecto
gran trajín de los insectos laboriosos:
            en su helado mecanismo;
en aquella disciplina de colmena
que persigue un fin extraño a las abejas.
            Democracia encasillada,
donde todos son felices, -donde todos
dan la misma sensación de ser felices,-
            porque nadie es personal.
            Democracia de inconscientes,
            de resortes aceitados,
incapaz de las preñeces inefables
            de las madres de los Cristos.
Democracia subalterna, sin historia,
            que es idéntica por siempre
de una punta a la otra punta de los tiempos,
¡que es la misma democracia miseranda
que conduces al asalto en batallones,
            y la misma que desdoras,
sometida a las liturgias de la higiene
            como un torpe lupanar!

III

            Mientras tú, -zángano y pulpo,
            hiperbólico parásito
            tenebroso,-
te reservas el derecho de ser libre,
            de ser hombre, de ser loco,
            de ser genio extravagante,
            de dar rienda a tus impulsos;
porque Dios así lo quiso, porque Dios así lo manda,
            porque Dios te necesita
para el logro de sus planes y designios...
            charlatán.

IV

            Asesino coronado,
con las manos empapadas en la sangre de millones de inocentes;
de mujeres y de niños y de ancianos,-
            base y cumbre de la vida,-
de ignorantes campesinos y de bestias de labranza -
compañeras de los tristes y los pobres
y factores de riqueza y de alegría
            como el pobre y como el triste.-
Impostor, grotesco Atila, descendiente putativo
            del monarca de los Hunos,
            tragediante,
cuyas manos sumergidas en la sangre de cien pueblos,
            ya no manchan lo que tocan
            con la sangre que destilan;
            porque todo está sangriento,
porque todo está purpúreo como un coágulo fantástico;
            tierra y mar.

            Mitológico demonio,
            cuyas fauces, cuyos cuernos,
cuyas garras y pezuñas chorreantes
en la sangre generosa de la flor de los varones
dejarán por luengos años apagadas
            las antorchas de Himeneo;
las tribunas populares sin apóstrofes,
como bocas desdentadas y sin lengua;
polvorosos y vacíos y yacentes
            alambiques y retortas;
el taller de los artistas infecundo,
            pues las musas, -
que se entregan por sí mismas al ingenio
de mancebos y de ancianos-,
no darán a otra mujer todas sus gracias;
            mudo y frío,
            mudo y trágico,
como un alma bajo el peso de su crimen,
            el taller de los obreros, -
maculado con la sangre de los parias de la tierra
y acusado, por la suma de los tiempos y los hombres,
            de traición y fratricidio-;
los terrenos de labor, -ayer gloriosos
como el vientre de las madres campesinas-,
            hoy siniestros y baldíos, -
            deshonrados y horadados
            por las furias de la guerra,
cual pudiera deshonrarlos y horadarlos
un ejército de búfalos en marcha,
            una piara fabulosa;-
            las ciudades enlutadas;
            los caminos solitarios;
los portentos seculares de alarifes ignorados -
cuyas torres, como súplicas de piedra,
            se perdían en las nubes-,
convertidos en refugio de alimañas;
las aldeas -visitadas por los lobos-,
reducidas a unos viejos y unos niños
haraposos, macilentos, lamentables...
            ¡Sin honor la humanidad!

V

Invasor indiferente como un bruto,
            cual un asno enfurecido,
cual un férvido bisonte trashumante
que no ve lo que destruye con sus patas,
            en su fiebre ambulatoria,
            en sus ansias de migrar;
            invasor indiferente
a lo bello, a lo sagrado y lo indefenso, -
            que están siempre por arriba
            de la cólera de un hombre,
            como un niño en sus pañales,
            como el sol en su dominio sideral;-
destructor de catedrales portentosas,
y colegios, y hospitales, y ambulancias,
            y barcazas pescadoras,
y ciudades tan abiertas como el cielo,
y poblachos tan risueños e inocentes
            como el patio de una escuela:
            por jactancia,
            por barbarie enardecida,
            por llenar de espanto al mundo,
porque así lo hicieron antes los Atilas y Alaricos:
            por maldad.

Incendiario de las granjas admirables
            de los belgas y franceses;
de jardines y de huertos deliciosos;
            de viñedos seculares;
de jocundas, lujuriantes sementeras,-
            sudor mismo de los mansos
y alimento de los pobres y los ricos-;
sementeras melodiosas como arpas
y doradas y flotantes como túnicas de oro,
que sembraron manos próvidas y fuertes...
¡Más augustas y más fuertes que las tuyas,
            ruin taroso,
            asimétrico inservible,
mutilado por herencia desde el seno de tu madre,
            sanguijuela de los otros,
incapaz de arar un palmo de terreno,
de sembrar cuatro puñados de simiente,
            de moler un haz de trigo,
            de amasar un solo pan!

VI

            Asesino de Miss Cavell;
            victimario de mujeres;
victimario de mujeres más heroicas
            que tus rudos almirantes, -
            que los rudos almirantes
de los barcos de tu escuadra embotellada;
más heroicas que tu ejército de topos;-
inventor de laberintos y tuneles,
            y trincheras subterráneas,-
que rehuye los encuentros singulares,
            las batallas frente a frente,
            brazo a brazo,
            pecho a pecho,
            bajo el sol y a sol medido;
            a lo César y Alejandro,
            San Martín y Bonaparte,
suerte a suerte, genio a genio, faz a faz.

VII

            Asesino de Miss Cavell;
asesino sin entrañas de mujeres estupendas,
            imponentes, sobrehumanas;
            superiores al estrago,
superiores a su carne femenina,
            superiores a la muerte,
            como santas, como diosas;
que cruzaban impasibles bajo el fuego formidable
            de tus hórridos cañones,
por la zona pestilente de tus gases asfixiantes, -
            tan hediondos como tu alma,-
            sin más yelmo que sus tocas,
sin más armas de defensa que una cruz atada al brazo;
arrastradas al fragor de la contienda, -
como madres que buscaran a sus hijos
a través de los tizones de un incendio,-
conducidas al infierno colosal de los combates,-
            -¡Oh, sonámbulas sublimes!-
            Por el ¡ay! de los heridos,
por la sangre borbotante de los pechos,
            por los hipos de agonía,
por la súplica sin ayes de unos ojos nunca vistos,
por el gesto indefinible de los héroes moribundos,-
de los pálidos obreros y aldeanos moribundos,-
            que al mirar a la enfermera,
como en síntesis suprema de visiones anteriores,
ven en ella a sus hijitos, a sus padres,
             a su esposa, a sus hermanos;
ven en ella a sus amigos y la torre de su pueblo,
            que ya nunca,-
            nunca, nunca,-
            ni despiertos ni dormidos
            verán más,
            soñarán más.

VIII

Mientras tú, bajo tus cotas, tus corazas y tus cascos,-
            fiera indigna de sus garras,-
sumergido en lo más hondo de tus autos imperiales,
artillados y blindados como andantes fortalezas;
custodiado por tu guardia y tus aviones,
            en la tierra y en los aires, -
como un mísero Heliogábalo lloroso,
como un viejo Ganimedes angustiado,
            inferior a las mujeres
            del harem y el gineceo,-
estallabas en histéricos chillidos
            azuzando a tus mesnadas,
            más atrás de tus cañones,
más atrás de tus fortines y tus fosos,
            más atrás de tus reservas,
más atrás de los fogones donde hierven tus marmitas,
más atrás del más cobarde de los tuyos...
            más atrás.

IX

Imperial infanticida; rey Herodes;
ogro enorme de los párvulos de Bélgica,
a los cuales perseguiste por las calles,
            por las playas, por los campos,
            por las cuevas y los montes-
            tigre suelto,-
            hasta el pie de los santuarios
            y el regazo de sus madres;
            angelitos intangibles,
            querubines inviolables
en su vida, su candor y su belleza,
            para Dios y para el Hombre;
a los cuales arrancaste las pupilas,
            mutilaste las dos manos,
            profanaste y degollaste,
            -Gran maldito,-
por envidia, por venganza, por bestial represalía;
            padre triste,
            padre lleno de vergüenza
del borracho incorregible, del imbécil incurable
            que ha de ser, si Dios no media,
como el propio Carlos Quinto de Alemania,
            majestad.

X

Corruptor de la conciencia de los hombres;
musa roja de filósofos y sabios,
            de políticos y estetas;
            Mefistófeles.
            Seductor de la gran Virgen,-
de la hija cerebral del padre Zeus,
            de la hermética Minerva;-
cuyo pecho saturaste de pasiones inferiores,
            de satánicos instintos;
            cuyos sesos inefables,
armoniosos, fulgurantes como astros,
sometiste a pensamientos tenebrosos,
            disolventes, agresivos;
al pensar de las raposas, si pensasen,
            y al ardor del alacrán.
Animal apocalíptico; precursor de las tinieblas;
enemigo del derecho y la justicia;
            enemigo de los hombres;
            Anticristo.

XI

En un mundo tan estrecho y fugitivo
            cual un campo de gitanos,
            que hoy es vida clamorosa
            y mañana soledad;
en un mundo tan endeble y reducido,
            tan astroso y vacilante
como el triste carromato gemebundo,
donde ultrajan a Talía por las plazas y las ferias
            los histriones derrotados,
los tediosos comediantes derrotados
que darían los imperios de la tierra
            por un pan;
en un mundo tan pequeño como éste,
            tan pequeño y deleznable
            que un insecto deleznable
deposita en la bruñida superficie
            de una copa de cristal;
en un mundo como éste en que nacimos,
            así frágil y menguado,
            así vil y transitorio,
que hoy es nota bien precisa en el espacio
            y mañana no será:
No hay siquiera la esperanza
de una vida y una forma permanentes;
no hay el ámbito geográfico bastante,-
            ni alargándole su diámetro
hasta dar con el volumen de cien soles;
            no habrá nunca
ni metales, ni carbones, ni bastantes calorías,
            ni energías suficientes,
            ni apropiadas resistencias,
            para el horno,
            para el cráter,
            para el círculo dantesco,
para el báratro sin fondo y sin orillas,
para todos los abismos inflamados
            que te deben supliciar.
No; la Tierra es tan fugaz, tan reducida,
            como un campo de gitanos:
            Para ti la Eternidad.

XII

Y la historia es un momento,
            una mísera palabra,
-una mísera palabra que resuena altisonante,-
un clamor en el desierto, nada más.
            Son los siglos como un sueño:
            eran nada y se hacen nada,-
nada mismo, olvido mismo: noche y paz.
            Los archivos van al polvo
            y a la sombra impenetrable
            de un lenguaje incomprensible
            como cuentos de otros mundos,
como el verbo de unos seres que no fuesen
            ni siquiera el antropoide,
            ni siquiera una vislumbre de razón,
            de humanidad.
Los azotes de la Historia no castigan:
            crean dioses;
crean tipos fabulosos, mitológicos,
arrastrados al dolor por el destino,
condenados al delito por las horas,
sometidos al horror de la tragedia.
            -del incesto al parricidio-,
            por las fuerzas del ambiente;
porque así lo dispusieron las costumbres,
            las pasiones imperantes,
            los impulsos del momento,
las herencias y atavismos: lo fatal.

No; la Historia es un momento, una mísera palabra
-una mísera palabra que resuena altisonante...
            Para ti, para la serie
larga y negra de tus crímenes horrendos,
            cien millones, mil millones de centurias
            son un soplo.
Te reclaman los archivos de lo eterno:
vida eterna, fuego eterno, llanto eterno,
            sin Plutarcos,
sin siquiera la sonrisa de Caín el fratricida:
dolor pleno, dolor sumo, dolor puro
            por los siglos de los siglos;
y en aquella angustia eterna,
            tú y Satán.

ALMAFUERTE (Pedro B. Palacios)
La Plata, 29 de diciembre de 1915    


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